Cuando nace una niña o un niño “hay una ventana” abierta, especialmente, durante los primeros cinco (05) años. Esta etapa constituye un periodo fundamental para el desarrollo del lenguaje (en tanto capacidad biológica cerebral) gracias a la adquisición de una lengua que se encuentra a su alrededor.

Pasado ese lapso, sin un sistema lingüístico, las dificultades en su desempeño, en su socialización, en la comunicación con otras personas y con el aprendizaje en sí mismo, van aumentando, lentificando el desarrollo pleno. Esta situación experimentan algunas niñas sordas, algunos niños sordos provocando su discapacitación.

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